El matón intelectual se percibe a
sí mismo en la cumbre de la jerarquía de todo escenario. Rebaja a los demás,
los menosprecia y ridiculiza al sentirse superior a cualquiera que le rodee.
Hay que tener cuidado con los
matones intelectuales. Apenas se habla de ellos, sin embargo, este tipo de
maltrato es insidioso. Son esas figuras que hacen uso de un tipo de autoridad
moral de quien se percibe más culto que la mayoría y no duda en aplicar una
serie de conductas tan irrespetuosas como mezquinas. Asimismo, son perfiles que
ya apuntan maneras desde su infancia.Ese estilo de prepotencia esconde muy a
menudo un claro complejo de superioridad que deriva, tarde o temprano, en
conductas claramente agresivas. De este modo, si bien es cierto que existen
múltiples tipologías de abuso psicológico, esta bordea un abismo algo más
singular e incluso desconcertante.
En ocasiones, podemos encontrar
grandes figuras en nuestra sociedad a las que admiramos por una faceta en
concreto (por ser un gran escritor, una gran científica o destacable
empresario) y, sin embargo, a nivel privado podemos descubrir algo llamativo.
Nos damos cuenta de que a veces la inteligencia no va de la mano del respeto
humano, la comprensión y aún menos de la empatía.
Los matones intelectuales son tan
peligrosos como los matones físicos
Cuando hablamos de un “matón” nos
suele venir a la mente el clásico niño que en el colegio o instituto golpea,
humilla y arrincona a uno o más compañeros de clase. Sin embargo, se nos olvida
que más allá del acoso físico también podemos encontrarnos el bullying
intelectual. Este última configura un tipo de realidad que aunque pasa más
desaparecida, también deja víctimas a su paso.
La Universidad de Sheffield
realizó un estudio ya clásico en los años 90 en el que advertía que el bullying
o el acoso tenía en realidad muchas formas de manifestarse. Si bien es cierto
que casi siempre lo identificamos como esa conducta agresiva en la que no
faltan los empujones, los golpes o los insultos, también tenemos el acoso
psicológico que se da en las redes sociales y el acoso intelectual.
Los matones intelectuales no
nacen, se hacen poco a poco desde la infancia. Así, mientras una parte de los
clásicos matones son el resultado a veces de la inadaptación social, la
ansiedad o la familia disfuncional, el abusador intelectual está por encima de
esta jerarquía.
Trabajos de investigación como
los que se llevaron a cabo en Estados Unidos, Finlandia e Irlanda y los Estados
Unidos nos indican que una parte de los niños que intimidan suelen tener
conceptos muy positivos de sí mismos (Kaukianien et al 2002; Collins y Bell
1996; Pollastri et al 2010). Ejemplo de ello son los matones intelectuales.
Conozcamos sus características.
¿Cómo son los intimidadores
intelectuales?
Los matones intelectuales son
niños o adultos con un cociente intelectual más alto que la media. Sus
conocimientos pueden dominar muchas áreas en general o bien alzarse como un
experto absoluto en una disciplina determinada. Esa ventaja, la de saber más
que los demás, hace que se autoperciban como superiores al resto.
Por término medio, se comportan
de manera irrespetuosa y mezquina con quien les rodea.
Son emocionalmente abusivos.
Les gusta ridiculizar, hacer
bromas, infravalorar y poner en evidencia al resto.
Su comportamiento está siempre
sobredimensionado. Usan un lenguaje petulante y grandilocuente con el que
evidenciar sus sofisticados conocimientos y así poder menospreciar a quienes
tengan en frente.
Tienen una gran “artillería
verbal”, es decir, se les da muy bien acosar y abusar mediante la palabra. No
les hace falta recurrir al insulto para hacer daño.
Necesitan ser el centro de
atención.
Son personas muy sensibles y
altamente reactivas. Se sienten ofendidos con facilidad y a la mínima
reaccionan de manera agresiva.
Presentan una empatía muy poco
desarrollada.
¿Cómo lidiar con el bullying
intelectual?
El niño que aplica conductas de
acoso físico y violento en el colegio puede educarse. Con el tiempo, este
comportamiento suele desaparecer con adecuados programas de intervención. Sin
embargo, los matones intelectuales que surgen en la infancia continúan siéndolo
en la edad adulta. De algún modo, asumen que el abuso intelectual no es
equiparable al abuso físico. Sin embargo, es igual de lesivo.
¿Qué podemos hacer en estas
circunstancias? ¿Cómo lidiar con este tipo de perfiles?
Estrategias para manejar a los
abusadores intelectuales
Este tipo de perfil evidencia un
marcado síndrome de superioridad al que comúnmente se le añade un patrón
narcisista. Así, en lugar de hacer uso de su ventaja intelectual de forma
humilde promoviendo el bienestar ajeno, tergiversan este don dejando víctima a
su camino.
Una primera estrategia es hacer
algo que suelen detestar los matones intelectuales: que los ignoren. Al fin y
al cabo, si hay algo que necesitan es ser el centro de atención y demostrar
ante los demás lo que saben. No escucharlos y no prestarles atención es una
estrategia básica con gran efectividad.
Debemos tener en cuenta que son
muy hábiles en el uso de la palabra. Es importante no seguirles el juego ni
responder a la defensiva. Si deseamos/necesitamos responderles, debemos aunar
calma interna porque si hay algo que desean, es que perdamos los nervios.
Dejaremos claro qué no podemos
tolerar y lo que están haciendo con su conducta: maltratar, criticar, denigrar.
Por último y no menos importante,
es muy adecuado tener el apoyo de otras personas para denunciar ese
comportamiento. En ocasiones, los matones intelectuales habitan en los entornos
laborales creando un clima de trabajo desgastante. Involucrar a todos los
afectados para actuar ante esta figura es algo necesario en buena parte de los
casos.