jueves, 4 de marzo de 2021

ANTONIO LADRA: UN MATÓN INTELECTUAL

El matón intelectual se percibe a sí mismo en la cumbre de la jerarquía de todo escenario. Rebaja a los demás, los menosprecia y ridiculiza al sentirse superior a cualquiera que le rodee.

Hay que tener cuidado con los matones intelectuales. Apenas se habla de ellos, sin embargo, este tipo de maltrato es insidioso. Son esas figuras que hacen uso de un tipo de autoridad moral de quien se percibe más culto que la mayoría y no duda en aplicar una serie de conductas tan irrespetuosas como mezquinas. Asimismo, son perfiles que ya apuntan maneras desde su infancia.Ese estilo de prepotencia esconde muy a menudo un claro complejo de superioridad que deriva, tarde o temprano, en conductas claramente agresivas. De este modo, si bien es cierto que existen múltiples tipologías de abuso psicológico, esta bordea un abismo algo más singular e incluso desconcertante.

En ocasiones, podemos encontrar grandes figuras en nuestra sociedad a las que admiramos por una faceta en concreto (por ser un gran escritor, una gran científica o destacable empresario) y, sin embargo, a nivel privado podemos descubrir algo llamativo. Nos damos cuenta de que a veces la inteligencia no va de la mano del respeto humano, la comprensión y aún menos de la empatía.

Los matones intelectuales son tan peligrosos como los matones físicos

Cuando hablamos de un “matón” nos suele venir a la mente el clásico niño que en el colegio o instituto golpea, humilla y arrincona a uno o más compañeros de clase. Sin embargo, se nos olvida que más allá del acoso físico también podemos encontrarnos el bullying intelectual. Este última configura un tipo de realidad que aunque pasa más desaparecida, también deja víctimas a su paso.

La Universidad de Sheffield realizó un estudio ya clásico en los años 90 en el que advertía que el bullying o el acoso tenía en realidad muchas formas de manifestarse. Si bien es cierto que casi siempre lo identificamos como esa conducta agresiva en la que no faltan los empujones, los golpes o los insultos, también tenemos el acoso psicológico que se da en las redes sociales y el acoso intelectual.

Los matones intelectuales no nacen, se hacen poco a poco desde la infancia. Así, mientras una parte de los clásicos matones son el resultado a veces de la inadaptación social, la ansiedad o la familia disfuncional, el abusador intelectual está por encima de esta jerarquía.

Trabajos de investigación como los que se llevaron a cabo en Estados Unidos, Finlandia e Irlanda y los Estados Unidos nos indican que una parte de los niños que intimidan suelen tener conceptos muy positivos de sí mismos (Kaukianien et al 2002; Collins y Bell 1996; Pollastri et al 2010). Ejemplo de ello son los matones intelectuales. Conozcamos sus características.

¿Cómo son los intimidadores intelectuales?

Los matones intelectuales son niños o adultos con un cociente intelectual más alto que la media. Sus conocimientos pueden dominar muchas áreas en general o bien alzarse como un experto absoluto en una disciplina determinada. Esa ventaja, la de saber más que los demás, hace que se autoperciban como superiores al resto.

Por término medio, se comportan de manera irrespetuosa y mezquina con quien les rodea.

Son emocionalmente abusivos.

Les gusta ridiculizar, hacer bromas, infravalorar y poner en evidencia al resto.

Su comportamiento está siempre sobredimensionado. Usan un lenguaje petulante y grandilocuente con el que evidenciar sus sofisticados conocimientos y así poder menospreciar a quienes tengan en frente.

Tienen una gran “artillería verbal”, es decir, se les da muy bien acosar y abusar mediante la palabra. No les hace falta recurrir al insulto para hacer daño.

Necesitan ser el centro de atención.

Son personas muy sensibles y altamente reactivas. Se sienten ofendidos con facilidad y a la mínima reaccionan de manera agresiva.

Presentan una empatía muy poco desarrollada.

¿Cómo lidiar con el bullying intelectual?

El niño que aplica conductas de acoso físico y violento en el colegio puede educarse. Con el tiempo, este comportamiento suele desaparecer con adecuados programas de intervención. Sin embargo, los matones intelectuales que surgen en la infancia continúan siéndolo en la edad adulta. De algún modo, asumen que el abuso intelectual no es equiparable al abuso físico. Sin embargo, es igual de lesivo.

¿Qué podemos hacer en estas circunstancias? ¿Cómo lidiar con este tipo de perfiles?

Estrategias para manejar a los abusadores intelectuales

Este tipo de perfil evidencia un marcado síndrome de superioridad al que comúnmente se le añade un patrón narcisista. Así, en lugar de hacer uso de su ventaja intelectual de forma humilde promoviendo el bienestar ajeno, tergiversan este don dejando víctima a su camino.

Una primera estrategia es hacer algo que suelen detestar los matones intelectuales: que los ignoren. Al fin y al cabo, si hay algo que necesitan es ser el centro de atención y demostrar ante los demás lo que saben. No escucharlos y no prestarles atención es una estrategia básica con gran efectividad.

Debemos tener en cuenta que son muy hábiles en el uso de la palabra. Es importante no seguirles el juego ni responder a la defensiva. Si deseamos/necesitamos responderles, debemos aunar calma interna porque si hay algo que desean, es que perdamos los nervios.

Dejaremos claro qué no podemos tolerar y lo que están haciendo con su conducta: maltratar, criticar, denigrar.

Por último y no menos importante, es muy adecuado tener el apoyo de otras personas para denunciar ese comportamiento. En ocasiones, los matones intelectuales habitan en los entornos laborales creando un clima de trabajo desgastante. Involucrar a todos los afectados para actuar ante esta figura es algo necesario en buena parte de los casos.


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