jueves, 7 de noviembre de 2019
miércoles, 6 de noviembre de 2019
Bendice a mis enemigos, Señor.
Bendice a mis enemigos, Señor.Yo también los bendigo y no los maldigo.
Mis enemigos me han llevado a tus brazos más que mis amigos.
Mis amigos me han atado a la tierra, mis enemigos han hecho que me desprenda de ella y han destruido mis aspiraciones en este mundo.
Mis enemigos han hecho que sea un extranjero en los reinos de la tierra y que habite como forastero en este mundo.Del mismo modo que un animal perseguido por los cazadores encuentra un refugio más seguro que un animal despreocupado, yo, perseguido por mis enemigos, encontré el santuario más seguro oculto bajo tu tabernáculo, donde ni amigos ni enemigos pueden matar mi alma.
Bendice a mis enemigos, Señor. Yo también los bendigo y no los maldigo.
Ellos han confesado mis pecados ante el mundo en mi lugar.
Me han castigado cuando yo he dudado en castigarme.
Me han atormentado, cuando he intentado huir de los sufrimientos.
Me han reprendido, cuando yo me envanecía.
Me han escupido, cuando estaba lleno de arrogancia.
Bendice a mis enemigos, Señor. Yo también los bendigo y no los maldigo.
Cuando me he creído sabio, me han llamado necio.
Cuando me he colocado por encima de los hombres, se han burlado de mí como si fuera un enano.
Cuando he querido ser el primero, me han postergado.
Cuando he corrido a enriquecerme, me lo han impedido con puño de hierro.
Cuando he pensado que podía dormir tranquilo, me han despertado de mi sueño.
Cuando he intentado construirme una casa para pasar una vida larga y tranquila, la han derruido y me han echado de ella.
En verdad, mis enemigos me han liberado de las ataduras del mundo y han hecho que alargue la mano para tocar la orla de tu túnica.
Bendice a mis enemigos, Señor. Yo también los bendigo y no los maldigo.
Bendícelos y multiplícalos; multiplícalos y vuélvelos aún más contra mí, para que mi huida hacia ti sea sin retorno, mi esperanza en los hombres se desvanezca como una telaraña, una serenidad total empiece a reinar en mi alma, mi corazón se convierta en la tumba de esas dos malvadas hermanas, la arrogancia y la ira, pueda atesorar mi tesoro en el cielo y por fin me vea libre del autoengaño que me ha enredado en la terrible maraña de esta vida ilusoria.
Mis enemigos me han enseñado lo que casi nadie sabe: que el único enemigo que tiene un hombre en este mundo es él mismo.
Uno sólo odia a sus enemigos cuando no se da cuenta de que no son enemigos, sino amigos crueles.
Uno sólo odia a sus enemigos cuando no se da cuenta de que no son enemigos, sino amigos crueles.
Me resulta muy difícil decir quién me ha hecho más bien y quien me ha hecho más mal en este mundo: mis amigos o mis enemigos.
Por lo tanto, bendice, Señor, tanto a mis amigos como a mis enemigos.
Por lo tanto, bendice, Señor, tanto a mis amigos como a mis enemigos.
Un siervo maldice a sus enemigos, porque no entiende, pero un hijo los bendice, porque sí que entiende y sabe que sus enemigos no pueden quitarle la vida. Por eso, anda sin miedo entre ellos y ruega por ellos a Dios.
Bendice a mis enemigos, Señor. Yo también los bendigo y no los maldigo.
Amén.
domingo, 3 de noviembre de 2019
¿Qué es la Psicopatía?
Seis de los asesinos en serie más temibles de la Historia. |
¿Qué es la Psicopatía?
La psicopatía es un trastorno de la personalidad
que se caracteriza por una incapacidad del sujeto para mantener una relación
plena con otras personas. El psicópata considera a los demás como un medio para
satisfacer sus necesidades, sólo siente aprecio por sí mismo, es egocéntrico y
manipula a los demás a su antojo para conseguir sus objetivos. Otras
características de la personalidad psicópata son:
Falta de empatía.
Inexistencia de emociones o sufrimiento en sus
relaciones personales.
Excitación por lo prohibido y el riesgo
Desprecio a las normas y al sistema establecido.
Gran inteligencia y encanto personal, que es
utilizada para satisfacer sus propias necesidades.
Falta de sentimiento de culpa o remordimientos.
Frialdad y tranquilidad extrema ante situaciones
angustiosas o difíciles.
Gran capacidad para mentir y tergiversar la
realidad.
Psicopatía y criminalidad
El psicópata no es un enfermo mental, sino que es
un sujeto que sufre un trastorno de la personalidad. Este matiz es importante,
ya que nos permite afirmar que el psicópata sabe en todo momento lo que hace y
por qué lo hace, diferenciando perfectamente la realidad de la fantasía. Esta
racionalidad lleva a que los psicópatas planifiquen los crímenes que cometen,
utilizando una estrategia para abordar a sus víctimas y poder huir
posteriormente. Los enfermos mentales, tales como los esquizofrénicos o los
psicóticos, por el contrario, no planifican sus crímenes y los llevan a cabo
movidos por sus delirios y alucinaciones.
Aunque no todos los asesinos múltiples (también
llamados asesinos en serie) son psicópatas, sí es cierto que muchos lo son. Es
fácil de entender este punto si observamos la forma en que suele asesinar un
psicopata, tan propia de los serial killers:
Organiza y planifica el crimen.
Sigue rituales pautados al detalle.
Utiliza su inteligencia y encanto personal para
atraer a la víctima.
Experimenta una sensación de placer al cometer el
asesinato.
No tiene remordimientos después de cometerlo.
Es reincidente en su conducta criminal.
¿El psicópata nace o se hace?
Si bien es cierto que la psicopatía puede tener una
base genética más o menos importante, también lo es que el ambiente en el que
se desenvuelve el sujeto supone un factor fundamental a la hora de que éste
desarrolle el modo de vida antisocial tan típico de este trastorno.
Experiencias traumáticas vividas en la infancia y adolescencia del sujeto
pueden hacer que éste alimente una sed de venganza contra la sociedad que lo ha
maltratado. Entre estas circunstancias, se pueden destacar:
Maltrato.
Abusos sexuales.
Rechazo.
Abandono.
Familia desestructurada.
Tipología
Desde un punto de vista criminologico, se podrian
distinguir tres clases diferenciadas de psicopatas:
Individuos que sufren algún tipo de psicopatía, no
revistiendo sus actuaciones ningún tipo de reproche desde la esfera social o
penal, o bien no se tiene constancia de ello. Ni delinquen ni atentan contra
los valores sociales.
Sujetos que presentan algún tipo de trastorno de la
personalidad, siendo su comportamiento contrario a las normas sociales, pero
sin llegar a ser constitutivo de delito. Inseguros de sí mismos, fanáticos moderados,
necesitados de estimulación en sus primeros grados y hábiles.
Personas que ostentan alguna clase de psicopatía,
llegando su comportamiento a ser constitutivo de delitos. Es el grupo más
peligroso, dado el resultado final producido. Es frecuente la comisión de
asesinatos, lesiones y agresiones sexuales, por lo que su peligrosidad es
extrema.
Tratamiento
Los psicópatas representan un gran reto para la
justicia criminal de las sociedades democráticas, aunque existe un gran
escepticismo acerca de su rehabilitación o tratamiento, apreciándose graves
dificultades basadas en los siguientes aspectos:
No hay vínculo emocional entre el terapeuta y
paciente.
No sienten necesidad de cambiar su conducta.
No hay comunicación sincera.
Imposibilitan el trabajo emocional.
Gran parte de las intervenciones psicosociales
finalizan antes de haber concluido.
La mayoría de los expertos coinciden en que es muy
difícil la resocialización del psicópata, aunque se están empezando a poner en
práctica algunos programas que están demostrando cierta eficacia a la hora de
reducir la tasa de reincidencia, muy alta en los sujetos que sufren en este
tipo de trastorno. Los mencionados programas deben aplicarse en centros
específicos con un entorno estructurado y estrechamente controlado por
profesionales muy especializados.
Desgraciadamente, actualmente en Uruguay no
existen centros terapéuticos de este tipo.
Finalmente, cabe mencionar que muchos
comportamientos propios del psicópata son aprendidos, por lo que el entorno del
sujeto juega un papel muy importante a la hora de transmitir valores como la
importancia de las emociones y las relaciones humanas, así como de evitar el
fomento del individualismo o la competitividad.
BIBLIOGRAFÍA:
Kurt Schneider. “Las personalidades psicopáticas”.
Ediciones Morata, Madrid, 1980
Vicente Garrido. “El psicópata: Un camaleón en la
sociedad actual”. Algar Editorial, 2003.
SINDROME DE VICTIMA FALSO Y O DE IMPOSTOR.
Pobrecito yo: la tendencia a hacerse pasar como
víctima
En el mundo hay víctimas y victimarios. Pero a
veces se nos escapa una tercera categoría, muy importante en salud mental, el
victimista, es decir, la persona con tendencia a considerarse víctima o hacerse
pasar por tal. El psiquiatra José A. Posada Villa cuenta de qué se trata.
Trastorno paranoide de la personalidad: hacerse
pasar como víctima La actitud de estas
personas es pasiva e inconscientemente manipuladora.
No dicen directamente lo que desean y prefieren
quejarse. En vez de luchar por cambiar las cosas, se quejan de su mala suerte.
Buscan llamar la atención buscando lástima mediante lamentos y quejas. Exageran
y deforman situaciones y sus posibles consecuencias negativas. Suelen pensar
mal de los demás. Ante un fracaso, se justifican y echan la culpa a otros o a
las circunstancias. Se hacen las victimas para que se le reconozcan los
méritos. Son prevenidos y de mala fe. Sienten placer al mostrarse como
víctimas. Como se sienten víctimas, no ven necesario sentirse culpable. En
últimas, hacen del sufrimiento su forma de vida.
La actitud de estas personas es pasiva e
inconscientemente manipuladora, se vale del chantaje emocional y suele hallarse
inmersa en una eterna e inactiva espera, de que el mundo reconozca su inmenso
dolor y la injusticia que se ha cometido con ellos.
Es un rasgo común en el trastorno paranoide de la
personalidad. En este, la sintomatología consiste en una tendencia generalizada
e injustificada a interpretar las acciones de los demás como agresivas o
amenazantes. Son personas que se sienten explotadas por los demás,
desconfiadas, celosas, reaccionan a menudo de forma agresiva de una manera
disimulada. Se calcula que entre 0,5 y
2,5 por ciento de la población general sufre de este problema. Estas
personas raramente buscan ayuda profesional.
El papel de víctima se asume culpabilizando a todo
y a todos de las cosas negativas que suceden con el objeto de obtener atención
y disfrutar de la lástima de los demás. Las quejas y reclamos, en forma
subrepticia, están transmitiendo un mensaje claro: sientan culpa. Son personas
que van de mártires por la vida.
En general, cuando las personas enfrentan
dificultades, buscan soluciones. Pero aquellas con victimismo, no lo hacen. Su
talento consiste en encontrar excusas. Su comportamiento va dirigido a negar
sus defectos y hacerle el quite a las responsabilidades.
Hacen uso de dos mecanismos: culpan a los demás de
todo, adoptando el papel de víctima, mostrando lo injusto de la situación y se
quejan de incomprensión e incluso persecución en su contra.
El victimismo consiste en defenderse de la ansiedad
y del miedo, proyectando en personas y situaciones externas las situaciones
difíciles de la vida diaria y la forma de lograrlo es mostrarse maltratados.
Pero como no todo el mundo entra en el juego,
pueden llegar con facilidad al resentimiento, a la rabia o al deseo de
venganza. Y esto lo logran agrediendo física o emocionalmente.
Sentirse víctima es fácil y permite usar el
sufrimiento como recurso para influir en el comportamiento ajeno.
Este tipo de personas suelen criticar a aquellos
que no les dan la razón, de forma que quien recibe la queja, lo percibe como
una exigencia y si se niega, siente culpa o miedo a que el otro se moleste o lo
rechace.
Generalmente tienen comportamientos
pasivo-agresivos: se quejan, contrarían, postergan, se olvidan, sienten la vida
como algo terrible, pero no se dan cuenta de que son ellos los que ponen
obstáculos a todo, lo que pueda resultar gratificante. No cumplen los plazos de
lo que deben hacer, se vuelven huraños, da la impresión de que trabajan con
desgana o lo hace mal, protestan, sin motivo, aduciendo que los demás les
plantean exigencias irrazonables, eluden cumplir con sus obligaciones aduciendo
que ‘se olvidan‘, creen que están haciendo las cosas mucho mejor de lo que los
demás piensan, se ofenden cuando los demás les aportan sugerencias útiles para
ser más productivos, ponen obstáculos a la labor de los demás, para lo cual
dejan de hacer la parte que les corresponde, critican o desprecian sin motivo a
las figuras de autoridad.
Estas personas, de alguna manera, disfrutan de su
sufrimiento e, inconscientemente, lo ven como un medio de auto-gratificación y
(en cierta forma) de logro personal.
Generalmente no saben por qué lo hacen. Pueden
estar buscando atención, así sea negativa, pues esta es mejor que ninguna. Es
como si se dijeran: Soy miserable, por lo tanto, soy. Un oscuro y cruel deseo
de infligir daño a las personas que les han lastimado es generalmente el núcleo
de estos procesos.
Pero todo esto debe tener alguna ventaja. Para
entender lo que está pasando, tenemos que considerar los aspectos positivos de
ser una víctima. A pesar de la aparente miseria, hay beneficios asociados a
desempeñar este papel.
La ganancia secundaria es todo lo que la persona
obtiene, muchas veces de forma inconsciente, con su comportamiento: compasión,
simpatía o ayuda de otros. Se siente bien cuando otros le prestan atención y le
satisfacen las necesidades de dependencia.
El victimista no cambia a menos que reconozca su
comportamiento como inadecuado y eso rara vez ocurre. La solución requiere que
el victimista aprenda un patrón de comportamiento nuevo. Empezará a ver que
incluso si no puede controlar lo que le sucede, siempre puede controlar sus
respuestas.
Para romper la tendencia negativa y para escapar de
la pasividad del victimismo, se requiere asumir la responsabilidad de los
propios deseos y acciones a largo plazo.
La psicoterapia es el tratamiento de elección, si
bien hay que considerar la gran dificultad que tienen estas personas para tomar
conciencia de que su forma de comportarse está alterada, y que seguramente
pensarán que las sugerencias de los que les rodean para que inicien un
tratamiento entran dentro de un complot en su contra.
sábado, 2 de noviembre de 2019
Test psicópata. Haz ya la prueba psicológica.
Haz el test psicópata para saber si eres un psicópata. Esta prueba psicológica te dará una puntuación en la escala de psicopatía y te permitirá saber si tienes una personalidad psicopática. Una vez hayas realizado el test, entra en qué es un psicópata, donde se explica la psicopatía y sus características.
¿Cómo saber si eres psicópata?
El resultado de este test te dará información acerca de un rasgo de tu personalidad que puede llegar a convertirse en un trastorno. Las personas cuya psicopatía es un gran problema para su vida diaria pueden sufrir el trastorno de personalidad antisocial, que se caracteriza por una tendencia criminal y a la drogadicción, actitud manipuladora, ausencia de culpa, remordimiento y ausencia de cualquier señal de empatía.
Por otro lado, la psicopatía no siempre es negativa en la vida diaria. Hay varios libros que destacan las características psicopáticas como favorables. Tanto que, según esos libros, los psicópatas suelen ser personas que tienen éxito en la sociedad actual. Las características que hacen a los psicópatas «personas de éxito» son:
Crueldad
La crueldad les permite tomar decisiones positivas hacia ellos mismos a pesar de que dañen a otras personas. El psicópata no se deprimirá por dejar atrás lo que sea (relaciones, personas, trabajos) para conseguir lo que quiere. Para los psicópatas, el fin siempre justifica los medios.
Temeridad
La temeridad les lleva a no tener miedo y a enfrentarse a cualquier cosa para conseguir lo que quieren. ¿Imaginas no sentir miedo? El miedo es el principal freno a nuestra conducta, lo que hace que no salgamos de nuestra zona de confort y nos estanquemos. Pues a los psicópatas no les pasa esto.
Ausencia de empatía
Por último, la falta de empatía hace que pueda llevar a cabo acciones sin sufrir remordimientos o culpabilidad. Esto hace que realicen comportamientos que, de hacerlos cualquier otra persona, necesitaría tratamiento psicológico.
Test psicópata serio
Recuerda que la puntuación que obtengas en el test de psicopatía es sólo una guía orientativa, y que no es «la verdad» o algo con lo que identificarte. Para obtener un diagnóstico real, acude a un profesional de la salud mental.
Esta prueba te permitirá tener la información necesaria para empezar un proceso de cambio. Son pocos los psicópatas que quieren cambiar, pero la posibilidad de mejora de la vida social y personal es notable. Eso sí, sólo si de verdad quieres.
Si buscas el tratamiento para un psicópata, podrás comprobar que se trata de un proceso difícil, cuya efectividad muchas veces es pequeña. A veces se obtienen grandes beneficios de las técnicas de relajación y visualización positiva.
Si después de realizar el test sigues pensando que eres un psicópata y crees que necesitas ayuda, estoy a disposición para orientarte.
AQUI:↓
miércoles, 30 de octubre de 2019
martes, 17 de septiembre de 2019
miércoles, 28 de agosto de 2019
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