domingo, 8 de diciembre de 2024
viernes, 6 de diciembre de 2024
Hacia el Centro del Ser...
El Camino al Centro del Ser es una travesía profundamente personal y solitaria, que exige una valentía inquebrantable. Este viaje no es simplemente un recorrido físico, sino una exploración interna que lleva al individuo a confrontar sus miedos, dudas y sombras más profundas.
A lo largo de este camino, el viajero se enfrenta a la necesidad de despojarse de las máscaras y defensas que ha construido a lo largo de su vida. Es un proceso de autodescubrimiento y aceptación, donde cada paso hacia adelante implica un acto de coraje. La soledad en este viaje no es un aislamiento, sino una oportunidad para escuchar la voz interior y conectar con la esencia más auténtica del ser.
La valentía requerida no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de avanzar a pesar de él. Es la fuerza para mirar dentro de uno mismo y abrazar tanto la luz como la oscuridad que reside en el interior. Este camino es un acto de amor propio y de compromiso con la verdad personal, que lleva a una transformación profunda y duradera.
En resumen, el Camino al Centro del Ser es una odisea solitaria y valiente, que invita a la introspección y al crecimiento espiritual, revelando la verdadera naturaleza del individuo en su viaje hacia la plenitud y la autenticidad.
jueves, 5 de diciembre de 2024
martes, 3 de diciembre de 2024
domingo, 1 de diciembre de 2024
La velocidad es antiespiritual
viernes, 29 de noviembre de 2024
jueves, 28 de noviembre de 2024
domingo, 17 de noviembre de 2024
lunes, 23 de septiembre de 2024
Lo Numinoso...
Lo fascinante hace referencia a la seducción que tiene el misterio cuando se lo busca, y al deslumbre y admiración cuando se lo encuentra. Este es el efecto dionisíaco de lo numinoso. En la religión, este aspecto es llamado “gracia” o “visión beatífica”. Gracias a este elemento surge la fe, por el lado religioso, y el deseo de reunificación de los místicos.
lunes, 9 de septiembre de 2024
He escuchado...
He escuchado...Había dos hombres
de gran renombre como maestros del Sendero Recto. Ibn Halim relata que cuando
fue por primera vez a ver a uno de ellos, cuyo nombre era Pir Ardeshir de
Gazwin, le dijo a Pir Ardeshir: "¿Me aconsejarás qué hacer y qué no
hacer?"
El Pir dijo: "Sí, pero te
daré las instrucciones que te resulte muy difícil llevar a cabo, ya que irán en
contra de tus preferencias, incluso si estas preferencias son a veces para la
dificultad".
Ibn Halim pasó algunos meses con
Pir Ardeshir, y descubrió que la enseñanza era realmente difícil para él. A
pesar de que los antiguos discípulos de Pir Ardeshir eran ahora famosos en todo
el mundo como maestros iluminados, él no podía soportar los cambios, las
incertidumbres y las disciplinas que se le imponían.
Al final solicitó al Pir permiso
para salir, y viajó a la tekkia del segundo maestro, Murshid Amali.
Le preguntó al Murshid:
"¿Querrías poner sobre mí cargas que podría encontrarme casi
intolerables?"
Amali respondió: "Yo no te
impondría tales cargas".
Ibn Halim preguntó: "¿Me
aceptarás, pues, como discípulo?"
El Murshid respondió: "No
hasta que me hayas preguntado por qué mi entrenamiento no sería tan oneroso
como el de Pir Ardeshir".
Ibn Halim preguntó: "¿Por
qué no iba a ser tan oneroso?"
El Murshid le dijo: "Porque
no me preocuparía por ti y por tu verdadero bienestar como Ardeshir se
preocupaba por ti. Por lo tanto, no debes pedirme ahora que te acepte como
discípulo".
La religión es tan simple como
los peces nadando en el océano, pero el hombre se ha vuelto muy complicado. Es
debido a la complejidad del hombre que la religión parece ardua. La religión no
puede ser ardua porque es nuestra propia naturaleza. Está en nuestra
respiración, está en los latidos de nuestro corazón, circula en nuestra sangre,
es nuestra médula, nuestra alma misma. ¿Cómo puede ser difícil? La idea misma
de dificultad surge debido a una noción equivocada.
Y los que van en busca se alejan
cada vez más de la religión. Buscar es perder, buscar no es encontrar.
Buscar se vuelve cada vez más
difícil; cuanto más lejos llegas, más difícil se vuelve, más frustrante, porque
cuanto más esfuerzos haces para alcanzar a Dios, menor es la posibilidad de
alcanzarlo.